El diseño es un área asociada a una
gran variedad de disciplinas, ya que, según Kurt Weidemann: “un buen diseñador necesita una buena mente
analítica, ingenio constructivo, formación culta, un juicio certero y una
disciplina intachable. Es el responsable de la prestación de un servicio. Quien
además de todo esto, se considere un artista, debe preguntarse si no es un ser
sobrenatural”.
Parallada
hace un esquema que representa el modelo triádico del diseño, que nos puede
ayudar a comprender este modelo:
La
percepción se refiere al
objeto tridimensional únicamente estudiado en relación a las reglas
correspondientes al sistema perceptivo humano, ya sean visuales, táctiles,
auditivas, etc.
La materialidad se refiere al objeto
tridimensional analizado únicamente desde un punto de vista de los materiales y
los procedimientos técnicos utilizados en su construcción.
La adecuación se refiere al objeto
tridimensional analizado según la capacidad de responder a una lista de
requerimientos de uso, para los cuales se supone que este objeto fue planeado,
y se divide en dos niveles: el nivel tangible (interacción producto-usuario,
producto-entorno) y el nivel intangible (aspectos socio-culturales del objeto y
del usuario).
También nos muestra un
modelo en el que se pueden destacar las zonas e donde confluyen los tres
conceptos claves:
En el modelo triádico del diseño se
pueden reconocer tres zonas: las zonas
monocomponentes, en donde sólo intervienen consideraciones referidas a uno
de los elementos; las zonas
bicomponentes, en donde interactúan dos elementos del diagrama; y las zonas tricomponentes, que son
consideraciones que abarcan simultáneamente las tres esferas del diagrama.
Parallada también resalta las áreas
en las que se utiliza cada uno de los tres conceptos que conforman este modelo
triádico del diseño, y señala que la percepción se debe tener en cuenta cuando
trabajamos en áreas relativas a las artes visuales, tales como la pintura y la
escultura, en el estudio de proporciones (proporciones estáticas, dinámicas),
en la descripción matemática de curvas, en el lenguaje visual, en la teoría del
color y de la simetría y en la psicología de la percepción.
Parallada
señala que las áreas en las que se utiliza la materialidad son en la ingeniería
industrial, en la ciencia de los materiales, en la resistencia de los
materiales, en la administración de la producción y de empresas y en la
planificación estratégica.
Por último, también nos dice que las
áreas en las que se utiliza la adecuación son en la agronomía, en normas
técnicas nacionales, regionales o internacionales, en el marketing, en el
comportamiento social y en los estudios demográficos y socioculturales.
Para finalizar, Parallada concluye que cualquiera
de estas zonas implica un alto grado de abstracción, puesto que la mayor parte
de las consideraciones acerca de un objeto material se ubican en zonas de
interacción de al menos dos componentes. Además, indica que no debemos olvidar
que en una situación de uso real y no idealizada, como la que aquí se plantea,
la interacción de los tres componentes constituvos es total y ni el más agudo
de los usuarios sería capaz de aislar los componentes aquí descriptos, puesto
que el sentido final de los objetos surge justamente de esta interrelación de
fuerzas.